Varios se preguntarán quién está detrás de los increíbles productos de UNOCACE, para responder esta pregunta entrevistaremos a los productores de nuestra comunidad en cada edición de Cosecha. En esta primera ocasión, conoceremos más sobre Nicolás Rafael Cali Camacho o Don Rafico, como le llaman de cariño en Santa Rosa de Flandes del cantón Naranjal, lugar donde nació hace setenta y siete años. En esa misma localidad está la finca de 8 hectáreas de cacao orgánico y 8 de cacao convencional a la que le ha dedicado toda su vida. Ese es el tema del que nos hablará Don Rafael con detalle.
Don Rafael, cuéntenos, ¿hace cuánto tiempo se dedica a la producción de cacao?
Yo nací en el campo y desde que tengo uso de razón he ayudado a mis abuelos y a mi padre en los quehaceres de la casa y de la finca. Cuando ya cumplí la mayoría de edad me dediqué por completo a trabajar en ello.
Eso quiere decir que usted proviene de una familia de cacaoteros, ¿verdad?
Sí, claro, yo comparto la pasión de mis abuelos y de mi padre. Por eso mismo siempre he defendido la biodiversidad, las plantas y los árboles. Esos son mis principios y se los he inculcado a mis seis hijas. Cuando vivíamos en el campo las mayores nos ayudaban en el trabajo; ahora que vivimos en el pueblo ya no podemos exigirles, pero ellas, algunas ya profesionales, siguen ayudándonos. El apoyo de la familia es el más importante.
¿Cree entonces que alguna de sus hijas se vaya a dedicar también a la producción de cacao?
Así es, el trabajo del campo lo conocen porque han aprendido a trabajar conmigo, por eso lo valoran. Dos de mis hijas están en proceso de ingreso a la asociación para ser legales y seguir con la tradición familiar.
¿Su finca tiene algo especial que le diferencie de las otras?
Quizás lo que nos diferencia un poco de las otras fincas es que el trabajo lo hacemos nosotros. Yo manejo y cuido mi finca, nadie más tiene que hacerlo por mí. Entonces, puedo cuidar mi finca orgánica como es debido, siempre la mantengo limpia, sin impurezas ni cacao malo. Me esfuerzo personalmente y me aseguro de que se cumplan las condiciones que exige el cacao orgánico. Hay algunas fincas en las que se descuida esto, sobre todo cuando no la manejan sus dueños.
¿Qué es lo más interesante del trabajo con el cacao?
Cuando recién comencé a trabajar con mi familia me dedicaba a sembrar maíz, arroz, banano y al final me quedé únicamente con el cacao, que es ahora lo principal para mí. La parte más gratificante de todo el proceso es el trabajo con la asociación; cumplir con las tareas de UNOCACE y obtener las certificaciones orgánicas nos entusiasma.
¿Y qué es lo más duro del trabajo?
Todo trabajo es difícil. El trabajo de campo es igual, a veces es muy duro pero hay que salir adelante.
¿Desde cuándo es parte de UNOCACE?
Nosotros comenzamos desde 1997 y obtuvimos la personería jurídica en 1999.
¿Cambió de alguna manera su producción desde que forma parte de UNOCACE?
Cuando recién comenzamos con UNOCACE trabajábamos con cacao tradicional. Así fue hasta el 2000 cuando llegó el proyecto de Francia que nos enseñó a manejar el cacao fino de aroma, el cultivo orgánico, la trazabilidad, entre otras cosas. Hicimos negocios con ellos y formalizamos la venta a ese país. Aunque luego nos separamos de ellos, todo lo que aprendimos persiste en nuestra asociación.
¿Cree que ha sido importante el trabajo en equipo de todos los que hacen UNOCACE?
Creo que gracias a la fraternidad que hemos tenido entre todas las organizaciones, socios, compañeros y dirigentes hemos alcanzado una gran fuerza para trabajar y luchar por mejores días.
Para finalizar, nos puede dar algún consejo para que puedan leer el resto de productores
Lo que diría a los demás productores es que sigamos luchando por el cacao. Principalmente por el cacao nacional, que es el que nos ha dado la garantía y la estabilidad para seguir luchando. Debemos seguir sembrando y cuidando orgánicamente nuestro producto, como lo hemos estado haciendo, para tener días mejores.